¿Alcohol y embarazo?

¿El alcohol es dañino para el bebé? 
Sí. Mientras la mujer esté embarazada, el bebé forma parte de ella. Todo lo que ella consuma,
lo consume el bebé, también el alcohol. El alcohol que la madre consuma, es transportado por
la sangre a través de la placenta y el cordón umbilical hasta el feto. Los órganos del feto no
están lo suficientemente desarrollados para metabolizar el alcohol y así éste se verá más
afectado que la madre.


¿Qué cantidad de alcohol es dañino? 
No se sabe ni cuanto alcohol es dañino ni en que etapa del embarazo el feto corre mayor
riesgo. Es sabido que las llamadas bebidas moderadas pueden producir daños y que el riesgo
aumenta al aumentar su consumo. El feto corre riesgo durante todo el embarazo, pero el daño
es diferente según la etapa de desarrollo en la que se encuentre el cerebro. Los órganos se
desarrollan en diferentes etapas del embarazo, y son más sensibles cuando están en su más
rápido desarrollo.




¿Qué puede suceder? 
Sabido es que un consumo elevado de alcohol durante el embarazo puede llevar consigo
daños permanentes como p.ej. defectos faciales de nacimiento, cabeza (anormalmente) pequeña
y en algunos casos defectos del corazón y extremidades malformadas. A esto le siguen
discapacidades mentales que quizás no sean perceptibles hasta que el niño llega a la edad
escolar. Estas consecuencias graves no suceden a menudo. Sin embargo está comprobado que
muchos niños tienen dificultades que se hacen evidentes más tarde cuando estudian y
problemas de comportamiento, aunque la madre no hubiera consumido mucho alcohol
durante el embarazo.


Lactancia y alcohol 
Es recomendable limitar considerablemente el consumo de alcohol durante la lactancia.
Durante la lactancia se forma una fuerte y especial relación entre la madre y el bebé. Si la
madre consume alcohol, éste llegará en parte al bebé a través de la leche materna y le afectará
más que a la madre. El sistema nervioso del bebé está todavía formándose y puede verse
perjudicado por el alcohol. Una sola bebida alcohólica reduce la producción de leche y
modifica su sabor y olor de forma que resulta desagradable para el bebé, además de tener un
ligero efecto sedante, empeorando el reflejo de succión.
La madre, bajo efecto del alcohol, no está tan vigilante como debería, aumentando así el
peligro de accidentes.